“UN DÍA EN LA CIUDAD”
Son muchas las cosas que he visto, no vivido, en mis largos e inolvidables viajes hasta encontrarme hoy l, a mi vejez ,en un gran campo de trigo y amapolas en la que llaman provincia de Extremadura, donde hoy descanso.
De toda mi larga ,no olvidaré nunca mi primer trayecto, pues yo no nací en donde me encuentro ,sino en una lugar verde ,lleno de grandes árboles ,grandiosas explanadas de césped ,numerosos paseos y un gran lago donde la gente disfrutaba de los días soleados, lo llamaban el parque de Retiro. Cuando vine a este mundo todo mi alrededor estaba verde, las flores había crecido dando un matiz de color a las explanadas y el sol postergaba su marcha haciendo que la noche se retrasara. La gente reía saltaba, gritaba, se movía a mi alrededor y hacían infinitas cosas que para mi eran imposibles e imaginables ya que mi crecimiento dependía de la unión a mi progenitora.
Me acuerdo perfectamente de las ganas que tenía de vivir lo que veía y de sentir lo que aquellas personas sentían…tenía ganas de conocer sus vidas ,lo que hacías cuando no estaban disfrutando en ese maravilloso parque, imaginándome una vida plena llega de diversión, tiempo, sosiego y tranquilidad. Pasaba los días observándoles por lo que aprendí que todos eran diferentes ,no solo físicamente si no en sus gestos ,su manera de caminar, de pensar e incluso de soñar, comprendí también que ninguno de ellos podría vivir sin los otros ,pero tampoco sin mí ,en cierto modo, yo formaba parte de un conjunto vivo que les daba sombra los días calurosos, donde se tumbaban parejas ,familias ,amigos y gente solitaria y que yo formaba parte de un momento que seguro que sería inolvidable en su vida y por su puesto también en la mía.
Los días pasaban y mi idea de la vida humana era muy diferente a cómo poco después descubriría que era; Era una mañana soleada ,pero el viento ya empezaba a hacerse participe del ambiente, las barcas a menudo estaban vacías y la gente ya no iba en manga corta como en un principio, yo por mi parte había madurado y lucia un bonito color marrón amarillento que indicaba que pocos días quedaban para mi partida…en cierto modo tenía miedo a que llegase ese día ,no sabía lo que aquello me iba a deparar, donde me iba a llevar ,ni siquiera donde terminaría, pero tenía tantas ganas de conocer…
Como he dicho antes ese día llegó una mañana soleada y un poco fría, una ráfaga de viento me pilló desprevenida y sin apenas darme cuenta me llevo con él, la altitud hacía que lo que había sido mi hogar durante tanto tiempo se fuera quedando pequeño y que el parque donde me críe desapareciera de repente de mi vista, al atravesar las altas verjas del este ,no podía creer lo que estaba viendo, pues lo que yo me imaginé que iba a ser una continuación de prados y sendas verdes eran grandes paseos grises y negros inundados de coches pequeños ,medianos y grandes, gente caminando para todos lados ,la mayoría sin mirarse unos a otros…entonces tuve miedo.
La gente entraba y salía de edificio enormes llenos de ventanas por las que entraba la claridad del sol, y desde mi perspectiva aérea me dejaban entrever lo que cada uno hacía dentro de esos pequeños habitáculo, unos estaban sentados delante del ordenador con cara de concentración, otros hablaban por teléfono, otros veían pacientes, otros dibujaban o construían edificios…el ambiente estaba cargado de energía, ganas y fortaleza. Los niños se vestían y salían de casa con una mochila a cuestas ,imaginándose a qué iban a jugar hoy porque muy pocos se planteaban que iban a aprender o que es lo que querían ser de mayores, mientras los padres cogían en coche con la lengua fuera para llegar a trabajar, pero muchas calles estaban colapsadas, llenas de semáforos y pasos de cebra .Al principio no entendía el fin por lo que estaban colocados en esos sitios y no en otros, pero luego me di cuenta que formaban parte de una organización que hacía viable la vida de todos aquellos individuos, sin esas reglas, prohibiciones y normas sociales no podrían funcionar.
En mi primer vistazo comprendí que todo iba a ser distinto a cómo yo me lo imaginaba, pero la verdad es que esto era mucho más emocionante, según iba avanzando comprendí que todo tenía su orden dentro del desorden y que no todos los edificios tenían el mismo tamaño y la misma función, unos eran negocios multitudinarios, en otros se exponían un montón de cosas de todo tipo que la gente compraba y llevaba en bolsas a sus viviendas, comida ,ropa, zapatos…todo lo utilizaban, daban a cambio metales de forma redonda y papeles rectangulares de distintos colores, lo que me figuré que tenía que ver con su valor, poca gente estaba parada a esas horas de la mañana, cada uno tenía su labor que combinaba con emociones ,sentimientos y experiencias. Las ideas surgían de todos ellos, emprendían nuevos proyectos según lo que ellos creían que necesitaban y que decían que era rentable, todo me parecía tan raro y tan diferente a lo que había aprendido observando a esa especie durante los días en mi hogar.
La fuerza intermitente del viento me permitía acercarme y alejarme de todos ellos viendo a cada uno de ellos desde un punto de vista distinto, sus acciones, sus movimientos, sus expresiones, coincidían en algunas de ellas cuando las emociones eran parecida, en ese momento comprendí que a pesar de las diferencias había algo que les unía y que no le hacía tan distintos como yo creía.
La ciudad estaba organizada según sus distintas zonas, había grandes espacios por una parte y otros muy llenos por otra, también había espacios verdes en los que la gente se sentaba a charlar o a descansar, pero solo mantenían relación entre un grupo muy pequeño, ya que a los demás que pasaban ni siquiera les miraban
El sol iba subiendo y posicionándose en el centro del cielo, en ese momento los niños salían de sus clases o se dirigían a casa para comer, los trabajadores alternaban en los llamados restaurantes para hacer lo mismo, en la mayoría de los casos se quedaba en el más cercano a su lugar de trabajo pero en otras muchas, elegían el que más les gustase o en el que más económica salía la comida. Ese espacio de tiempo no solo lo empleaban para reponer fuerzas, sino que se reunían y comentaban los sucesos que habían ocurrido, se reían, lloraba, discutían…lo utilizaban como un lugar de reunión.
En las casas mucha personas comían delante de una caja cuadrada donde podían ver a otros individuos de la misma especie, actuando o contando noticias sobre otras ciudades o países, en ese momento me enteré que no es que no conociese apenas lo que estaba viendo, sino que aunque la recorriese de arriba abajo, no habría recorrido, ni siquiera, una milésima de lo que esa gente llamaba mundo y para qué hablar entonces del universo. Discutían de los que veían, opinaban sobre sus gobiernos y criticaban o aplaudían acciones de sus coetáneos aprendían de lo hecho en el pasado.
Una vez recogidas las cosas de la mesa cada uno volvía a sus labores, pero unas horas más tarde muchos de ellos las terminaban y las calles se volvían a llenar de personas, ya más tranquilas con una ambiente menos tenso pero a su vez con menos energía, menos los niños que salían del colegio, a muchos les recogían sus padres y abuelos, salían al parque y jugaban haciendo la vida un sueño. Era un tiempo de ocio, de relax que se podía emplear los que a cada uno más le gustase si tenían dinero para pagarlo, unos iban a unos lugares llamados cines otros a museos ,donde la historia se materializaba recordando el paso por el mundo de los antecesores a la generación presente ,pero también se juntaba en cafeterías, iban de compras cosa que nunca entendía que compraran otros pantalones llevando ya unos puestos…tenían ante sus ojos una puerta abierta llena de posibilidades que ,en mi opinión, tendrían que aprender a aprovechar mejor.
El día se oscurecía y la gente poco a poco iba abandonado las calles, las luces de las farolas y edificios se encendían haciendo que la ciudad tomase un toque melancólico y romántico a la vez, era una imagen totalmente distinta a la de las demás horas del día, aunque tengo que reconocer que esta cambiaba segundo a segundo, porque todo rotaba en una milésima de tiempo, sin que apenas te dieses cuenta.
Ya metida en la noche la ciudad descansa, sus individuos duermen, en su mayoría otros no, dedican ese tiempo al el ocio, por lo que la ciudad en realidad nunca duerme, se tranquiliza, pero nunca duerme….Yo sí que lo hice .el viento aminoro y aterrice en el tejado de un alto edificio, donde cerré los ojos ante la majestuosa vista de toda la ciudad, pensando que iba a ser mi morada hasta el fin de mis días, pero a la mañana siguiente cuando desperté, me encontraba bajando por los aires ya casi a las afueras de la ciudad y todo volvía a ser diferentes, las casas eran más pequeñas, había más espacios verdes las costumbres y las rutunas habían cambiado, fue entonces cuando comprendí que el ser humano era un ente variado y confuso.